Cada dia mors un dia, o dos, vés

desert galàctic

Lladregots d’hores perdudes dins del desert galàctic, al qual ni tan sols som conscients que hi estem tots empeltats. Potser qui de veritat se n’adoni i aturi el pas d’un temps meteoritzat, esquinci el mal dels mots fètids, que ja mai més no atacaran. Les revenges etíliques, reconeixeu-ho, fa temps que no fan cap mal, ni esgarrinxen. Tot just passegem per la bona drecera, altres mars i altres Ararats, es queixen que els hem estafat i ens planxen diàriament amb pergamins sagrats. Com sobreviure als genocidis de les nostres cabòries? Doncs això: tornarem a lluitar, tornarem a patir. I si un dia em salvo?

Anna Cloe Brugueras

 

La foto

Mono escrivint

Davant del mirall assajava un munt de gestos facials. A poc a poc, es va animar i començà a moure’s excitadament fins a imitar un primat, amb moviments de braços per sobre del cap i per sota l’aixella gratant-se a tort i a dret. No ho podia evitar. Segurament va entrar en un estat de regressió, hipnotitzat per les imatges que li retornava el mirall. Les ondes que es desprenien, invisibles i imperceptibles per l’ull humà, li van alterar l’estat d’ànim i l’impulsaren, com qui no vol la cosa, a estremir tronc i extremitats. Després, pausadament, el moviment va anar minvant fins a aturar-se. Finalment se li dibuixà un somriure net i plàcid i va decidir que ja estava preparat per sortir al carrer. Era el gran dia, li feien la fotografia que ben aviat empaperaria places i carrers anunciant la seva candidatura. El carrer feia olor a net. L’aire xiulava i els cotxes brunzien elevant la música de cada dia a un to més alegre. De tota manera, orb, no s’adonava de la coreografia que la gent dibuixava al seu voltant. L’únic que l’amoïnava era no saber si havia baixat la tapa del vàter. Tanmateix estava tranquil, li havien assegurat que aquell fotògraf captava com cap altre el que un porta a dins.

Jordi Brunet Ezquerro

Passió pel futbol

cap i pilota

De cap de les maneres no podia estar d’acord amb el que em deia. Negava amb tanta contundència que, de sobte, el cap va desprendre’s del tronc precipitant-se cap al terra. En un acte reflex vaig xutar-lo i el cap se’n va anar a petar entre els ufanosos matolls del parc. Mentre volava per sobre dels aparells de gimnàstica recents, encara podia veure la cara de sorpresa de l’interlocutor que, després de mirar a un costat i a l’altre, va fotre la mà a la butxaca dels meus pantalons, en va treure la cartera i va marxar xino-xano, xiulant una ranxera. Perplex, el cos m’ha abandonat.

Jordi Brunet Ezquerro

 

Cruels catalans

San Miguel

Hace una década decidí estudiar autoexili en l’École Catalane. No me creía eso que mejor viejo conocido que nuevo por conocer, por lo que desistí de titularme en tierras americanas usurpadas por británicos, aunque la paga era mejor. Cuando naces en medio de una Guerra Civil, la imaginación puede ser capaz de hacerte sobrevivir. Una vez en tierras africanas tuve trato carnal con unos crueles animales conocidos como catalanes, eso sí, a la fecha layetanos no encontré uno solo. Ab initio sospeché que habían sido absorbidos con el paso de los siglos hasta que colisioné con la hermosísima y salvaje Laia de Mataró. Primatológicamente hablando más me han parecido estas extrañas criaturas la degeneración de conquistadores romanos con otros bípedos desplumados, que catalanes propiamente dichos. De no ser por esa monumental escultura en la capital del Maresme, no hubiese descubierto esta avanzada civilización perdida. A pesar de que la mayoría de estos mixticius son cínicamente blancos, se aprende con ellos oficios de negro y otras costumbres paganas, como sentenció un ilustrisísimo guardia civil de migración en Barajas, al censurarme por hablar el dialecto ese, ya que por razones de seguridad nacional es preferible que los sudakas de mierda primero aprendamos a hablar correctamente castellano y después el resto de lenguas vulgares, según me dijo, le contesté que de no haber sido por mi madre adoptiva gringa no hubiese comido ni ratas en estas oscuras latitudes y que la Guerra por Cuba no había sido culpa mía y que el inglés era el idioma de la ciencia. Por cierto, Centraka de mierda, le correjí cortesmente, de Le Republique de Saint Michael, en L´Amérique Central. Lamentablemente vine descuidado y ya era muy tarde cuando me enteré que había sido intelectualmente prostituido por mi maestra de catalán. Algunos desgraciados de esos países de por ahí, tenemos el morro de los judíos errantes, esos que discurrimos por el mundo viajando como vagabundos. En esta déspota selva, de un emigrante catalaka con estudios antropológicos que apareció en mi Saint Michael natal repetí la costumbre más cruel de todas las que he conocido, aprendí a tolerar a unos monstruos horribles bautizados cristianamente como charnegos i a otras malas razas. Confieso que por maldad catalana he tratado con moros de mierda, sefarditas de toda índole, gente de color a los que bucólicamente aquí llaman negritos d’aquets, he convivido entre rumanos, hecho negocio con gitanos, dormido con ecuatorianos, comido perrillos con chinos como antiguamente hacían mis ancestros, he cantado romances argentinos, robado secretos orientales de los hindúes, en el Barri Gòtic -a media noche- he comprado cervezas-beer en pakis de los huevos, y así cientos de verbos maquiavélicos con una interminable lista de malparidos, holandeses, franceses y belgas incluidos. Lo único que he sido incapaz de aprender de los catalanes, es a arrodillarme ante un alemán estúpido como les llamamos en Centroamérica. Por lo demás, he sido tan cruel como los autóctonos desde que calé en estas costas, he ensuciado mis sangres con pan untado de tomate i aceite de oliva. Mi violencia ha llegado a tal grado que he cambiado el maíz por pèsols y hasta he olvidado llamarles petit-pua. Huí del Caribe i del mismísimo Edén para encontrar mi verdadera naturaleza demoníaca a la par de estas bestias por Lucifer y Francesc Macià creadas. Merezco que me entierren vivo junto a un jaguar, una serpiente, un mono y un búho como hicieron con alguno de los míos los Padres Dominicos (de Dios). Lo sé, merezco que me corten la lengua, tal como hicieron los criollos salvadoreños con la lengua de mis padres: el Lenka Potón. Tanto he pecado, que a los pocos meses de estar en este círculo del infierno empecé a balbucear este idioma de herejes i a entenderme con una gran cantidad de hechiceros y brujas que me graduaron en las artes ocultas. Pensé que jamás nunca encontraría seres más despiadados que los yankees, hasta que descubrí a estos bárbaros. El que anda entre lobos a aullar aprende, por lo que con los años empecé a soñar en catalán, y por inercia a leer con alguna facilidad el idioma de los gabachos o cuáqueros -como les llamamos allá abajo-, también por extensión analógica me las arreglé para entender el lenguaje de las mafias i empecé a relacionarme con italianos. San Miguel refugió a Garibaldi, al sobrino de Bonaparte y a judíos-catalanes por Franco y su Dios perseguidos. Maldigo el día en que me apunté a aprender este idioma satánico. Inconscientemente vivía en sacrilegio, contratando los servicios sexuales de una rusa, gente a la que tanto odié en los 80 por haber llevado juntos a los gringos la Guerra Fría y la Guerra Caliente a mi patria. Como Sanmiguelista me vivía cagando en la política de Ronald Reagan, Gorvachev, Shervadanze, Niklita Krushev, Fidel Castro y en McOndo o mejor dicho en McDonald´s. Me encantan las Fábricas de Prostitución que emanan del Comunismo Ortodoxo y del Capitalismo Salvaje. Cierta vez fui tan malo que se me ocurrió bailar sardanas, merezco que me fusilen los neonazis madridistas. De no ser por Bernat Graupera, Alcalde de Llavaneres, diría que en estos pueblos de El Maresme no queda gente decente capaz de herir a la sociedad cerrando escuelas. Lo de sefardí no me costó mucho, pero aquí en Catalunya afiné el ego inferior y alguna vez me vi tentado por ese amor ciego que estos subhumanos tenemos por el becerro de oro y mucho más en Hipocrisis Económica. En San Miguel, también mi bisabuelo veneraba a un burro cósmico, la única diferencia es que los nuestros eran blancos y en Catalunya son negros, como mi alma. No he podido imitar a los catalanes en lo parco y tampoco en gritar como un loco cuando gana el FCB, por lo que a veces creo que no he sido tan malo. No me ofende ver la estrella de David en la Senyera, aunque fuese robada de la cubana, pues las estrellas liberan. Al final me vi obligado a abandonar la teta de Llavaneres, me era insoportable vivir en esa pasarela tan profunda y caí en un Barrio de caballos y pescadores llamado la Barceloneta, donde soy vecino de un loco famosísimo que apodan el Metralleta, imitado en todo el mundo i célebre por haberse inventado esa escena de saltar al campo de futbol y burlar seguratas. Crueles Catalanes, Cruel Catalunya.

Carlos Mauricio Herrera

El bagul

bagul

Els dies s’han apilat amb una velocitat de vertigen, no hem tingut treva i a sobre ha plogut força. No he rentat tot el que la meva humanitat ha malmès. La vida a la casa del banc es còmode i insuportable alhora. No sé pas perquè vaig caure en el parany. Ni en quin instant se’m va ocórrer posar-hi els mobles. Ara estic lligada sentimentalment a un espai. No sé estar-me gaire temps al mateix lloc. No m’agraden els jardins ni sé tenir-ne cura. En canvi, em moc de bon grat. No només somiar amb viatges impossibles. No havíem de començar a passejar-nos per la història. No calia començar el dia parlant de baionetes. Sort que en entrar al súper no he trobat magranes. Sort.

Anna Cloe Brugueras

La Carmeta

munyir

Així que sona el despertador, un peu blanc i gruixut s’escapoleix de la flassada i es manté uns segons quiet, seguidament els dits es comencen a moure endavant i enrere. Hum, uns quatre sota zero… A poc a poc la dona es lleva i s’atansa a la finestra del darrere. Del vell paisatge de la Val, tant sols s’albira el gèlid reflex blanc que, al llarg de la setmana, ha cobert el terra amb la intenció de quedar-se tot l’hivern.

S’ha llevat tres hores abans, ha de netejar i deixar a punt les cases dels senyors. Lla temporada ha  començat. És l’època de les vaques grasses i gràcies a la feina que fa per als senyors, guanya una bona picossada, que li permet mantenir la família tot l’any, fins i tot al talús del seu gendre. No es pot queixar, els hi està agraïda.

Aquell vespre la pleta dels banquers, com els diuen a la Val, s’omplirà de cotxes brillants, abrics de pells, botes peludes, i barrets amb plomes. Sí, amb plomes. La primera vegada que va veure la senyora Txetxé amb aquell barret, li digué astorada que ja no quedaven ossos per caçar a la Val. Que ignorant que era! Clar que tant sols en tenia quinze i com qui diu, no havia viscut res.

La Carmeta passa tot el matí feinejant; treu la pols de l’estiu, renta cortinetes amb puntes, fa llits, i prepara jocs de te amb escenes de caça, engega calefaccions i apila llenya per les llars de foc. Després fa la compra per cada casa, seguint escrupolosament la llista que les senyores li han dictat per telèfon, i enllesteix l’escudella barrejada pel sopar. Els hi agrada arribar i tenir un bon plat d’escudella fet per la Carmeta, fins hi tot en presumeixen  davant les amigues, nuestra Carmeta hace la mejor escudella del Valle. En acabat, se’n torna a casa a donar de menjar a les vaques, raspallar-les i rentar les mamelles. Demà al matí, com cada temporada, passaran tots per l’estable, un darrere l’altre.

Acaben de tocar les onze de la nit quan el brunzit dels clàxons la reclamen. La Carmeta cuita-corrents agafa l’abric i va cap a la pleta. La senyora Piluca i el seu marit ja hi són. Ai Carmeta tu tan guapa como siempre, cómo están las vacas? La Carmeta no ha arribat a entendre mai el delit que tenen amb aquestes bèsties tant ximpletes. Sí que donen bona llet, sí, però no n’hi ha per tant.  Els ajuda a descarregar l’equipatge que sembla no acabar-se mai, i tot just arriba la senyora Txetxé i família, seguida de la senyora Mamen amb els tres fills, en Lucas, en Pancho i l’Iñaqui. La Carmeta va d’una casa a l’altra, els ajuda a instal·lar-se, els explica on ha desat la compra, i posa l’escudella a taula. Carmeta, mañana a las ocho, no te despistes que a las nueve queremos estar en pistas!

A tres quart de vuit la Carmeta ja és a l’estable, retira la merda de la nit, i col·loca una cadira de munyir al costat de cada vaca. Ja se sent l’enrenou, treu el cap i veu a la senyora Txetxé i la senyora Piluca amb els seus marits, i la senyora Mamen acompanyada per primer cop pel seu fill Lucas. És clar, ja és prou gran. Tots van guarnits amb els equips d’esquí, menys la senyora Txetxé, que no li agrada esquiar i porta l’abric i les botes de pell i un barret nou de plomes. Entren tots ben esverats, ha arribat el dia. Un a un, s’asseuen a la cadira, i a en Lucas li deixen la vaca més grossa. Com si hagués sonat un esquellot, tots s’ajupen a l’hora, obren la boca i tanquen els ulls. La Carmeta, amb cura, els hi posa la mamella dins la boca i els hi tanca bé els llavis perquè no es perdi ni una gota, que no s’emprenyin. Tots a l’hora comencen a xuclar de la mamella amb delit, i xuclen i xuclen fins que les deixen ben seques. Serà un bon any, aquest!

Dolors Martí

Casa meva

drac

La claror ja trencava la foscor de la nit. Els rossinyols quasi no s’escoltaven… Sols algun de desorientat que també devia haver anat de festa…

Quina mandra…! S’estava prou bé allà al dessota… Amb ulls esbatanats contemplava el sostre del bosc. Les fulles dels arbres, verd esclatant, anunciaven l’inici de l’estació. Les branques, juganeres, unes fregaven les altres. Cada arbre pessigollejava el del costat.Ajagut al terra, percebia, com ningú altre, les olors de la terra, humitejada per la rosada fresca de la nit. Oh impagables petits grans plaers! S’estava d’allò més bé. De fet, però, estava cansat… Què carai el mantenia desvetllat? Si normalment a aquelles hores es retirava!

Tenia el cervell enterbolit. Potser sí… Ara començava a recordar. Quina festassa… Si, home! Si ahir se li va omplir el pati de casa de gent…Quina gresca…! Noies amunt i avall, rient i ballant, gaudint d’allò més… fins que van arribar aquells brètols… Pobre canalla! No entenen res! Ha, ha, ha, ha, ha…Van quedar ben parats.”No sé pas què devien esperar-se.”Estàs a casa, la mar de tranquil i de sobte el silenci de les bestioletes del bosc t’avisa, hi ha una presència estranya. La morenassa es va enfilar al cedre més alt i em va avisar. Em sembla que busquen alguna cosa, i no pas bona!”

Malament si em quedava a dins de casa, i és clar, no ens coneixíem… i diguem que el meu aspecte és ben diferent del seu… Ai, canalla. Com corrien alguns en veure’m!La sort de tenir la pell colrada és que no qualsevol et pot ferir.De seguida van sortir les noies, elles sí que en saben de tractar aquella colla de mascles… pretensiosos… jo hi hagués jugat una mica més, encara… cop de cua a qui… socarrimada per allà…Això sí, un cop tot entès,…. ballaruca, gresca, vi i cervesa per arreu… i guaita’ls ara… jaient, recargolats amb les mosses, embadalits pels seus encants! … que en són de petits…

El sol aviat els torrarà les galtes i es despertaran… pots comptar si recordaran res… pots comptar si recordaran que avui ja és 24.Que avui és 24, 24 d’abril, i que això és casa meva, un cau de drac.

Imma Dorda